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martes, 16 de abril de 2013

Somos los que estamos y los que no están, están en nosotros(*)…


Resulta recurrente en los grupos diferentes donde trabajo -como psicóloga institucional  y como terapeuta grupal-  inquietudes, reclamos  y  sensaciones que aparecen en estas preguntas y comentarios:
Por qué no vienen los demás?
Por qué siempre somos los mismos?
Los demás tendrían que estar acá!
Los otros son los que necesitan más este trabajo y no siempre los mismos
Nosotros los que cumplimos ya tenemos todo aceitado
Los cambios no se dan porque los demás no participan
Cómo vamos a seguir trabajando si los demás no están?

Más allá de conceptualizar y de valorar la mutua representación interna (E. Pichon Riviere) que funciona en estos grupos...el que no viene se transforma en un mecanismo resistencial por donde también la resistencia a la tarea y al proyecto propuesto, se manifiesta...

El vaso, se llenó?,
se vació?
Se rebalsó?...
Qué vaso? dónde está el vaso?

Mientras mi faceta profesional académica busca en marcos teóricos, experiencias similares, referencias científicas, prácticas de otros colegas, no puedo dejar de buscar e en mí –pensamiento lateral?- otros tipos de búsquedas que me orientan integralmente en mi vida en general: el presente aquí y ahora, aceptando lo que en él se muestra, trabajando con ello, valorando lo que surge y creando…

Años atrás me he visto reflejada muchas veces en esas preguntas, y me generaban enojos, búsquedas interminables de opciones, respuestas, pensamientos obstaculizadores, lo cual entiendo provoca un desgaste energético y emocional importante que en tal caso habrá que elegir: vale la pena hacerlo en post de que luego estas personas vendrán o no?... El desgaste aparece cuando pensamos que nuestro aporte es ínfimo, porque sostenemos que lo importante es “algo más”; creyendo que el cambio estaba en otro lado, o con otros,  en otro lugar, “afuera”, en los que no están, en el que no vino, en lo que no se pudo, en el que eligió algo diferente a mí…porque de eso se trata: quien no vino, no está porque eligió no hacerlo, porque no pudo, porque no se acordó.



 Veamos,
1.    si eligió en base a lo que pensó mejor para ese momento qué puedo hacer yo?,
2.    sino pudo, porque se presentaron imponderables qué puedo hacer yo?,
3.    si no se acordó qué puedo ayer yo?
Frente a estas opciones queda en nuestro campo, qué seguir haciendo con ello…eso es lo maravilloso de las decisiones.
No sé por qué se me viene a la memoria un proverbio chino que dice Cuando te encuentres muy alegre no contestes una carta, cuando te encuentres muy enojado no contestes una carta.
Y así busco ayuda en un estudioso del budismo zen en occidente:
Una vez se preguntó a un distinguido maestro: realizas algún esfuerzo para disciplinarte en la verdad?
Sí, lo hago
Cómo te ejercitas?
Cuando tengo hambre, como; cuando estoy cansado duermo
Esto es lo que hacen todos; puede decirse que ellos se ejercitan del mismo modo que tú?
No
Por qué no?
Porque cuando comen, no comen, sino piensan en otras cosas diversas, permitiéndose de ese modo ser perturbados; cuando duermen no duermen, porque sueñan mil y una cosas. Esta es la razón de que no se me parezcan. (SUZUKI, 2003; 109)

Escuchando en una conferencia a Christophe Dejours, padre de la psicodinámica del trabajo valoré sus aportes en torno a la “libre decisión” de participar que se brinda a los trabajadores cuando se propone una actividad relacionada a conocer sobre los efectos psicológicos del vínculo entre el sujeto y el trabajo. Por qué? Porque la persona debe estar a gusto, debe elegir estar si ella considera realmente que es un espacio confiable, con seguridad psicológica. Y para quienes eligen estarlo ya sea en el rol que sea, evitamos tener que estar “chicaneando” o sumando a personas que no sienten que esa tarea es conveniente o posible o constructiva. Tal vez después puedan sumarse o aportar desde otro lugar, justamente: desde otro lugar y no ser castigados, ni exonerados ni descalificados pero tampoco convocados todo el tiempo cuando no desean hacerse presentes.

El aprendizaje a partir de los ejemplos positivos, es un aprendizaje que lleva tiempo, que lleva sobre todo: ejemplos (entre el hacer y el decir), es un aprendizaje artesanal que se construye día a día; integrando lo emocional, con lo racional, con lo subjetivo, con la ciencia con el arte…

se empieza a insinuar como una forma de revolución silenciosa, lenta pero segura, que ya está implicando una diferencia (LLAMAZARES, 2011; 5)… según conceptos andinos…este cambio está basado en 3 principios: aiñi (reciprocidad), alpa (energía) y enka (fuerza vital)…el cambio de consciencia es un proceso callado y singular…más allá de lo intrincados y oscilantes que puedan ser los procesos personales  el terreno ganado no se pierde…la aunténtica transformación personal puede considerarse hoy como una vía poderosa para el cambio general (LLAMAZARES, 2011, 29)

Entonces, pienso en lo valioso que fue para la persona que asistió, hacerlo a horario, respetando el encuadre de trabajo, sabiendo del compromiso que implica encontrarse con otro u otros…entonces siento qué bueno que eligió venir y que me dispongo a estar receptiva para trabajar en el marco de los objetivos que nos propusimos, en el marco de respeto que construiremos bajo el cuidado de la confianza que iremos generando en esta travesía de compartir este presente en el aquí y ahora.

Y los otros? Los otros, están de alguna manera en nosotros…por eso centrémonos en una ética de lo posible y saludable para nosotros que hoy podemos estar presentes. 

Cuidemos lo que vamos logrando. Aprovechemos mientras dure! C.R.L.
 
Esta foto la encontré en internet y me gustó mucho, gracias:
http://elperello.blogspot.com.ar/2011/07/vivir-el-presente.html
(*) En el caso de citar o utilizar aporte de esta reflexión se agradece citar la fuente.

LLAMAZARES A.M. “Del reloj a la flor de loto.” Buenos Aires. Del Nuevo extremo, 2011
CAPRA F. “El tao de la física” Buenos Aires, Sirio, 2009
SUZUKI, D.T. “Introducción al Budismo Zen.” Buenos Aires. Kier, 2003

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