Salgo de una reunión de trabajo en la que acompaño a un grupo de referentes a pensar sobre la tarea cotidiana en una institución compleja -como todas,
en la actualidad?-. Colaborando a que puedan reflexionar también sobre sus
propios procesos de salud-enfermedad.
Hubo diferencias respecto a los primeros encuentros:
Sí. Llegaron a horario, pudieron ordenarse mejor en la circulación de la
palabra, pudieron escucharse en algunos momentos más que otras veces. El sol
entraba por la ventana, eso también fue diferente al primer encuentro que
estuvo nublado.
Esta vez estaban menos dormidos. Menos tirados sobre la silla y la mesa.
Algunos “chisporroteos divergentes”
que no llegan a ser las descompensaciones del estado de ánimo de las
primeras reuniones.
Dos horas de trabajo. Salgo de la reunión, me voy caminando hacia el
espacio en el que estoy. Camino.
La mañana sigue un poco fresca, pero hay sol.
La mañana sigue un poco fresca, pero hay sol.
Me van surgiendo algunas preguntas,
antes de llegar a donde buscar un papelito y empezar a bocetar el "anclaje
en papel" que tanto me sirve.
Si, llego, me siento... mejor escribo al solcito de la oficina.
Busco papel, chusmeo un libro que siento me puede ayudar al ejercicio
continuo que me voy proponiendo como tarea disciplinada -antes me costaba más, vamos todavía!-....voy escribiendo mis
apuntes de soliloquio:
Cómo encontrar el equilibrio entre la delegación pasiva de facultades a
otro y la construcción activa y saludable de ciudadanía? Alguien exige a un funcionario político que le resuelva una
problemática de su espacio de trabajo. Es comprensible, si lo sé, cuando se
trata de insumos, de contrataciones basuras, cuando las condiciones laborales
son insalubres; y todas estas razones las he vivido con toda la conflictiva
institucional y psíquica que implica. Alguna que otra todavía la vivo pero
intenté resolverla hasta donde sienta que puedo sobrellevarla sin que me
dañe.
Es comprensible el reclamo a un funcionario
político gubernamental porque desde “lo idea” está para ello. Es necesario el
reclamo, la exigencia de que se cumplan los acuerdos y normativas
institucionales, legales, etc.
Pero cuando la situación conflictiva se trata de:
·
saludar respetuosamente a un compañero de trabajo
con el que paso la mayor parte del día?
·
cuando se trata de la organización y planificación de mis tareas
?
·
cuando se trata del ordenamiento básico de un equipo de trabajo en
relación a misiones y funciones?
·
cuando las formas de tratarnos se convierten en una batalla diaria y sangrienta?....
Pienso: los dos aspectos son importantes. Uno
puede incidir en el otro: si estoy precarizada laboralmente posiblemente esté
preocupada, irritable pensando cómo hacer y puede suceder que en vez de
hablarle le ladre a mi compañero de trabajo o se me dificulte ordenarme
en la tarea o planificar la misma. Sí, es entendible...
Volviendo y pensando en nuestro propio
proceso de salud-enfermedad en el trabajo, que no es más ni menos que en nuestra
mayor parte de la vida y que se encuentra atravesado por diversidad de variables:
Qué podemos hacer? es una trampa de imposible salida?
Cómo seres humanos qué podemos hacer en estas instituciones?
Es posible construir ciudadanía activa y creativamente?
Es posible cuidarse en el trabajo?
Es posible generar un mejor clima en nuestros espacios laborales?
Uno podrá elaborar una red confiable
que ayude a fortalecer la vida en el trabajo de la mejor manera posible?
Por qué espero resolver todo rápido, esperando que no haya conflictos
cuando son problemáticas históricas, no me permito equivocarme, no tolero la
frustración y además quiero que todos acepten los cambios que propongo?
Bueno, sigo pensando y accionando en la tarea institucional… uy! los dejo, tengo que regar las plantas de la oficina que ya van dando señales de alerta y además quiero saludar a una compañera de trabajo que se va de licencia.
http://www.missjardin.com/2012/04/las-mejores-plantas-para-la-oficina.html |
Gracias y hasta la próxima!
Crl
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